Alguien dijo una vez una frase
sobre el Rey de España que era algo así como “De profesión: sus operaciones”.
Pues bien, a su Majestad le ha salido un duro competidor, pues somos muchos los
que nos hemos calado a Chiquito “Blatter” de la Calzada, de profesión “sus
amaños”, y que me perdone el gran Chiquito, al que este esperpento ambulante no
le llega ni a la suela de los zapatos. Sí, le hemos visto el plumero al
“comandante” Blatter, un individuo que fue Secretario General de la Federación
Suiza de Hockey sobre Hielo, pero que vio que en ese puesto no trincaba lo
suficiente y se pasó al fútbol, como todo hijo de buen vecino que quiere
progresar en el terreno económico, y mucho más si no eres trigo limpio, si te metes
en asuntos sucios donde las cuentas no están claras nunca porque no tienes que
dar explicaciones a nadie sobre el estado de las cuentas.
Quince años en el cargo han dado
mucho de sí, de hecho no termino de entender cómo es posible que desde que este
idiota llegó al cargo sólo se ha jugado un mundial de fútbol en Europa
(Alemania 2006) y porque Franz Beckenbauer puso toda la carne en el asador,
bueno, la carne de la rubia que se llevó para “presionar” a Chiquito.
Reconozco que durante muchos años
fui un alma inocente que creía en la pureza del fútbol, fue en estos últimos
cinco o seis años donde comencé a ver los amaños que hacían los trileros de la
fórmula uno para que ganara quien la momia ecclestone eligiera. El descaro en
la manipulación de campeonatos del mundo, permitiendo a una escudería como
Brawn GP el doble difusor (al resto no), después permitir a Red Bull los
escapes soplados, y qué decir del cambio de normas y/o neumáticos a mediados de
temporada… en fin, todo esto me hizo pensar que la fórmula uno era la
competición mundial más adulterada. Pero mira por donde aparece el amigo Joseph
Blatter, Presidente (o comandante en jefe) de la FIFA (Federación Internacional
Fraude Asociación) con su rubia particular en el sorteo del mundial de 2014
(sabe que sin la rubia no es nadie), la escultural y sexy Fernanda Lima,
modelo, actriz, presentadora de televisión y casi de todo lo que se os ocurra,
con el único propósito de que la diva brasileira logre desviar la atención de
los televidentes y de los que asisten al acto, porque al fin y al cabo “es más
interesante mirar a la rubia que ver lo que le sale de las bolas a chiquito
Blatter”.
Y digo bien “lo que le sale de las bolas” porque cuando ves que los
papelitos de la exuberante rubia se enrollaban solos (lógico, estaban dentro de
la bolita) pero los del colega de turno se quedaban más tiesos que la mojama… piensas
“compadre, aquí pasa algo”. Para colmo todos los deportistas que le daban la
bola se volvían a colocar en su sitio que, estratégicamente, no quedaba a la
altura del señor del truco y no podían controlar sus manos. La cuestión es que
el colega bajaba las manos tan abajo tan abajo que al parecer el papel que
subía no era el que había dentro de la bola, bueno, lo mismo en algunos casos
sí pero en otros descaradamente NO.El fútbol, como casi todo en la vida es así: los magos del fútbol sobre el césped y el mago de las bolitas dirigiendo el cotarro. La camorra napolitana eran meros aprendices que sacaban para tabaco, el carajillo y poco más. Sí, eran meros aprendices al lado de éstos.
En España llevamos muchos años en
los que nos estamos acostumbrando a comulgar con ruedas de molino, pero esto ya
no cuela, somos pardillos pero no tanto. La despampanante rubia podría haber
sacado las bolas y nombrar tres veces a Costa Rica o cuatro veces a Holanda que
no nos hubiésemos dado cuenta; pero el maromo… bueno, al maromo lo hemos
pillado a las primeras de cambio.
Todo el mundo sabe la “tirria”
que le tienen los brasileños a los uruguayos, especialmente después del maracanazo
de 1950, donde los charrúas se llevaron la copa del mundo delante de las
narices de los canariños. Eso no puede volver a pasar, por lo tanto hay que
quitarse a los uruguayos a las primeras de cambio, pues vamos y les metemos a
Inglaterra y a Italia en el grupo, al fin y al cabo nadie se ha dado cuenta,
todo el mundo estaba pendiente de la rubia.
Lo primero que me llamó la
atención antes del sorteo fue ver a Bélgica y Suiza en el bombo 1, el bombo de
los “buenos”, y sin embargo allí no estaban ni Holanda, finalista del último
mundial, ni tampoco Italia, finalista de la última Eurocopa. ¿Por qué? Lo de
Suiza casi lo entiendo, ya que Chiquito Blatter es suizo y probablemente se ha
llevado una buena pasta otorgando los mundiales de Rusia 2018 y Qatar 2022, un
2 x 1 que a buen seguro le ha reportado grandes beneficios que estarán a buen
recaudo en los impresionantes bancos del país transalpino. Recuerdo que en un
principio (podéis ver la foto) Inglaterra e Italia estaban en el mismo bombo, por
lo tanto es imposible que hubiesen caído en el mismo grupo de Uruguay (¡qué
casualidad!), de no ser porque a algún mafioso se le ocurrió llevarse a Italia
de ese grupo y cambiarla por Irán. Es decir, que en el grupo donde estaban los
europeos quitan a Italia y ponen a Irán. He estado investigando esta anomalía y
finalmente he llegado a la conclusión de que ha sido alguna genialidad del
Adrian Newey de turno del fútbol. En la Fórmula Uno hay un Adrian Newey y los
del fútbol, igual de rateros, no quieren ser menos.
Son las 00:42 de la noche, es muy
tarde y voy a acostarme. En estos momentos sólo veo fantasmas y la sombra del Comandante de la Calzada Blatter que me persigue por el
pasillo diciendo quietorrrr, quietorrr…
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